Una ética editorial y una integridad científica al servicio del Sur

Autores/as

Cirad Unité de recherche Forêts et Sociétés Campus international de Baillarguet 34398 Montpellier cedex 5 France Forêts et Sociétés Univ Montpellier CIRAD Montpellier France jacques.tassin@cirad.fr

DOI:

https://doi.org/10.19182/bft2019.339.a31722

Resumen

Más allá de las particularidades en cuanto a la temática o a las alianzas, la revista Bois et Forêts des Tropiques tiene una ambición muy apreciada por su equipo y por el establecimiento que la acoge. Promueve la publicación de resultados de una investigación colaborativa (i) producida con investigadores del Sur, (ii) aplicada al desarrollo del Sur, (iii) y, por lo tanto, accesible a los profesionales del Sur. Este denominador común proviene de la ética de Cirad, cuyo acrónimo nos recuerda que se trata de hacer valer una cooperación internacional en investigación agronómica para el desarrollo (Coopération Internationale en Recherche Agronomique pour le Développement). Esto no puede cumplirse sin el compromiso de nuestra revista hacia la integridad científica, la forma de conducta íntegra y honesta que debe presidir toda actividad científica, como condición de la calidad del conocimiento publicado.

Mantenemos, efectivamente, la ambición de promover el reconocimiento internacional de la investigación llevada a cabo en el Sur y, de la mejor manera posible, por el Sur. Nos esforzamos por ayudar a jóvenes investigadores del Sur, a veces poco experimentados, a familiarizarse con el marco normativo y exigente de la publicación científica. Los artículos redactados por científicos cuyo apellido remite a un país desfavorecido tienen, lo sabemos, menos posibilidades de ser leídos y luego ser citados por sus iguales de países más favorecidos (Harris et al., 2017). Nuestra revista debe, además, pervivir en un océano hipercompetitivo, donde las lógicas editoriales, sostenidas por las lógicas comerciales, otorgan poco crédito a las revistas científicas que, contra viento y marea, se esmeran en hacer valer el reconocimiento de los investigadores poco conocidos. A pesar de estas limitaciones, que consideramos más bien absurdas, no perdemos de vista nuestra adhesión a los valores que identifican a nuestro establecimiento. Esto en referencia a nuestra ética.

Pero defender semejante ética también implica defender la integridad científica. En la lógica de la excelencia que predomina actualmente en la comunidad investigadora, según los determinantes en curso de las evoluciones de carrera y según los índices más convencionales de la evaluación de la investigación, exageradamente cuantitativos, sabemos que las revistas de investigación aplicada al desarrollo no son las mejor consideradas. No ignoramos, a pesar de ello, que Cirad es firmante de la convención Dora sobre la evaluación de la investigación, que defiende el principio de no utilizar más las métricas de revistas, como el factor de impacto, para medir la calidad de los artículos de investigación o para evaluar las contribuciones de un investigador en la producción de conocimiento. El objetivo de Bois et Forêts des Tropiques no es, por supuesto, enriquecer y hacer fructificar un capital editorial según una lógica contable. Su finalidad es difundir resultados de investigación susceptibles de impactar favorablemente en el desarrollo. Estamos orgullosos de disponer de un factor de impacto, pero no nos hacemos ilusiones sobre el valor que tal índice conlleva (Seglen, 1997).

Continuamos profundamente apegados a la ética colaborativa, que es la razón de ser de una revista científica de Cirad. La defensa de esta ética colaborativa no es, efectivamente, siempre fácil. Tanto los investigadores del Norte como del Sur, apremiados por las conminaciones sociales que deberían analizarse mejor, se sienten obligados a publicar más antes que a publicar mejor, y ceden a veces ante espejismos que llegan a poner en apuros su propia integridad científica. Las malas conductas científicas se han convertido, no seamos incautos, en una estrategia de supervivencia en el seno de organismos de investigación cada vez más selectivos, incluso de notoriedad virtual, tanto en el Norte como en el Sur. No nos demoremos en tales derivas que, tenemos una buena posición para saberlo, se multiplican año tras año de forma cada vez más diversa: plagio, fabricación o falsificación de datos, olvido o añadidura de un autor no consultado, firmas de complacencia, desmenuzamiento de las publicaciones, manipulaciones estadísticas, filtrado de referencias bibliográficas, etc. Todas estas derivas son motivo de rechazo de una parte de los manuscritos que nos llegan, por razones que nos dejan un regusto más bien amargo, pero nos permiten mantenernos firmes, ya que la integridad científica no se discute (Corvol, 2016).

Nuestro rumbo no ha cambiado. Defendemos el principio de una revista gratuita, accesible a todos, protegida de la dinámica del mercado editorial. Estamos orgullosos de pertenecer a un establecimiento que no se muerde la lengua ante revistas depredadoras que se alimentan de la deriva de la investigación científica. Y estamos especialmente contentos de constatar que los investigadores del Sur se movilizan igualmente contra estas prácticas depredadoras desastrosas, tan engañosas como condenables, a las que se encuentran particularmente expuestos, tal como revela este estudio mordaz, aunque sano, de Matumba et al. (2019).

Hace más de veinticinco años, el sociólogo canadiense Serge Larivée, autor de un informe sobre el fraude científico, ya había vislumbrado perfectamente las consecuencias nocivas de una ética científica negligente (Larivée et Baruffaldi, 1992): «quizás falta poco, especialmente en período de recesión, para que los contribuyentes, influidos por la cobertura periodística sensacionalista de algunos casos célebres, cuestionen el volumen presupuestario concedido a la investigación científica en tal o tal dominio, o incluso en su conjunto». Ello nos invita a velar todavía más atentamente por que, de conformidad con la misión de nuestro establecimiento y con el respeto a la ética que defendemos activamente, nuestra querida revista de Cirad se mantenga tan colaborativa como íntegra.

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Citas

Corvol P., 2016. Bilan et propositions de mise en œuvre de la charte nationale d’intégrité scientifique. Rapport remis à Thierry Mandon, secrétaire d’État chargé de l’Enseignement supérieur et de la Recherche, 23 juin 1976, Paris, 63 p. http://etico.iiep.unesco.org/fr/resource/bilan-et-propositions-de-mise-en-oeuvre-de-la-charte-nationale-dintegrite-scientifique

Harris M., Marti J., Watt H., Bhatti Y., Macinko J., Darzi A. W., 2017. Explicit bias toward high-income-country research: a randomized, blinded, crossover experiment of English clinicians. Health Affairs, 36 (11): 1997-2004. https://doi.org/10.1377/hlthaff.2017.0773

Larivée S., Baruffaldi M., 1992. Les fraudes scientifiques. Rapport préliminaire. Université de Montréal, Conseil de recherche en sciences humaines du Canada, 239 p.

Matumba L., Maulidi F., Balehegn M., Abay F., Salanje G., Dzimbiri L., et al., 2019. Blacklisting or Whitelisting? Deterring Faculty in Developing Countries from Publishing in Substandard Journals. Journal of Scholarly Publishing, 50 (2): 83-95. https://doi.org/10.3138/jsp.50.2.01

Seglen P. O., 1997. Why the impact factor of journals should not be used for evaluating research. British Medical Journal, 314: 498-502. https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC2126010/

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EDITORIAL
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Recibido

2019-04-17

Aceptado

2019-04-17

Publicado

2019-04-17

Cómo citar

Tassin, J. (2019). Una ética editorial y una integridad científica al servicio del Sur. BOIS & FORETS DES TROPIQUES, 339, 3–5. https://doi.org/10.19182/bft2019.339.a31722

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